A veces nos sumergimos en las expectativas ajenas, tanto que perdemos nuestras voces y somos espectadores de nuestras propias vidas, dejamos pasar los momentos que podrían ser los más felices de nuestra existencia y todos nuestros miedos los incrustamos en el éxito que nos podría llegar.
En Midnight in Paris... bueno no hay por decir nada más... la propia película te va atrapando igual que a Owen Wilson en su personaje del escritor Gil Pender, la embriaguez, la magia de la cuidad de la luz ,los asombroso personajes que te llevan de sobresalto en sobresalto y por supuesto a las acostumbradas carcajada que nos regala el genial Woody Allen.
Ame esta película cómo amaría vivir en otra época y cómo amo redescubrirme en los personajes de alguien más.
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