Afrontar la muerte podría ser tema difícil para el común de las personas pero para Enoch (Henry Hopper) y Annabel ( Mia Wasikowska) parece la oportunidad para conocer el amor.
Enoch es un chico huérfano que pasa sus días entre su amigo fantasma Hiroshi y sus visitas a funerales de desconocidos pero su rutina cambia cuando conoce a Annabel, una chica con cáncer que le enseñará otro punto de vista sobre la muerte y la vida.
La película toca temas delicados con un final inevitable por supuesto pero desde la perspectiva de Gus Van Sant no se decepcionarán, saben a lo que me refiero los que conocen el trabajo de éste director.
Me gustan los escenarios haciendo referencia a lo obvio y cómo están estructurados los personajes evidentemente originales además de su indumentaria que por momento pareciera que estamos viendo a una pareja de los años sesenta, cohesivos entre sí pero a la vez fuera de todo lo que les rodea.
Por lo general la muerte es un tema tabú del que nadie habla al respecto por su propio pie pero Van Sant logra hacerlo sin malabares.
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